22-07-2010 /
Jorge Giles
Ese señor que salta por el aire, que cae y hace "¡plop!", no es un acróbata de circo.
Es el jefe de gobierno porteño.
Si Mauricio Macri era hasta hoy el eje de la oposición del Grupo A, agárrense porque han quedado descentrados y encima, con las ruedas pinchadas.
No por las escuchas ilegales, sino por un fallo judicial.
La diáspora opositora recién comienza. De acá en más mentirán a tiempo completo para llenar el vacío que dejará la implosión macrista.
Dice Martín Sabatella que "el 82 % para los jubilados en boca del Grupo A es lo mismo que el salariazo en boca de Menem".
Aplausos. El Grupo A es el menemismo por otros medios.
Cortados por la misma tijera, no tienen escrúpulos a la hora de mentir y de usar los sentimientos más nobles de nuestro pueblo para hacer política.
Algunos de los opositores han dicho y otros lo dejaron entrever, que "el salariazo del 82 %", se financiaría con "otra ANSES que se ocupe de los jubilados exclusivamente" y borre de su agenda la Asignación Universal por Hijo, el Fútbol para Todos, la promoción de más producción y más empleo, las computadoras para los pibes, las vacaciones y beneficios sociales que se otorgan a trabajadores activos y pasivos.
Macri dijo incluso, que había que reprivatizar el sistema y volver a las AFJP.
Ahora son cautos porque el sabio riojano les enseñó: "Si hubiese dicho antes de las elecciones todo lo que iba a ejecutar en el gobierno, no me hubiesen votado".
Por primera vez en décadas, gobierna la Argentina un proyecto de país.
No hay solamente una gestión de gobierno mas o menos prolija.
Y cuando hay proyecto nacional, hay políticas de corto, mediano y largo alcance.
La velocidad del proceso político la pone el que mantiene el timón entre sus manos, el que mira la brújula para confirmar el norte y el que mide los vientos día a día. Para eso se elige un gobierno en democracia. Para transformar la realidad con responsabilidad y buen tacto. Es el que dice, por ejemplo, "las reservas están para usarlas cada vez que se justifique hacerlo". Luego, las usa y las dobla en cantidad al mes siguiente.
Su imaginario no se agota en poner las baldosas de la casa, sino en asegurar cimientos fuertes, levantar las paredes, ponerle un buen techo, pintarla, calefaccionarla, asegurarla.
La oposición piensa todo lo contrario.
Es el único "ente" que tiene la capacidad de equivocarse tanto en el llano como cuando gobierna.
Respetuosamente, son ineptos todo terreno.
Miren a Macri. Es la única maqueta viviente que tiene la derecha para exhibir y "mirá lo que quedó", como dice el tango.
El ministro Amado Boudou y el titular de ANSES, Diego Bossio, ya dieron las explicaciones técnicas que derrumban la demagogia del 82 %, reafirmadas por la Presidenta y por Néstor Kirchner cuantas veces fue necesario hacerlo.
Demuestran con números lo que el sentido común indica.
Pero la oposición responde con la lógica de la política antes del 2003.
Sus "ofertas" se inspiran en cómo saquear mejor los recursos de los propios trabajadores; por eso la fórmula para la oposición sigue siendo: "pobres contra pobres".
El modelo político y social iniciado en el 2003 rompió con esa lógica e impuso la lógica de la justicia social: Sacar a los que más tienen para lograr un equilibrio social.
Por eso lo atacan desde el verdadero poder que es el poder económico concentrado, el monopolio mediático del Grupo Clarín, la derecha conservadora, la jerarquía eclesiástica.
Este gobierno pisa esos callos, no los sufridos pies del pueblo como se mal acostumbraron a hacer los políticos que destruyeron la Argentina en los noventa con la versión original del PRO- Pejota disidente y luego con la Alianza radical de Fernando de la Rua.
No hay que dejar que los lobos se vistan de corderos.
Sin agraviar a nadie, no habrá que ponerse a la defensiva ante el embate demagógico. Hay que denunciarlos públicamente.
¿O alguien creería a Videla diciendo que ahora defiende los derechos humanos?
Desde ayer somos más libres y más iguales. Y eso es lo que vale.
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